La confesión más vergonzosa de Jorge Javier: «Me gusta Jiménez Losantos»

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Jorge Javier Vázquez se sinceró en la columna de ‘Lecturas’ sobre un nuevo hábito que reconoce que le hace sentir mucha vergüenza. Comparte con los seguidores todo tipo de reflexiones, pero también aspectos de su día a día para que lo conozcan mejor. El último? Confesar que mientras come siempre ve vídeos de Youtube de la televisión argentina y escuchando el programa de Federico Jiménez Losantos: «Debo confesar -y me cuesta hacerlo- que últimamente me he enganchado a algo que, incluso me da vergüenza decirlo en público. Me paso horas muertas escuchando Federico Jiménez Losantos. No su programa a esRadio, no. A él. Me sobran absolutamente todos sus colaboradores. no los necesita «.

«Escucharlo me entretiene porque es como ponerte al día de las cosas que pasan en el país que vivimos los dos pero que yo no reconozco. Es como que te hablan de personas que conoces, como Pedro Sánchez o Pablo Iglesias o Casado, pero de una forma como no los conocieras. Porque lo que él explica no tiene nada que ver con lo que tú imaginas, intuyes, piensas o pasa en realidad. Es un universo diferente. los protagonistas de las charlas de Federico son los mismos que para el resto de españoles, pero no tienen nada que ver con una dimensión más o menos cotidiana. su prisma los deforma y los convierte en otras personas, por eso engancha «, explica.

Jorge Javier Vázquez fan de Jimenez Losantos
Jorge Javier Vázquez en ‘Sálvame’ / Telecinco

Considera que oír su opinión engancha porque lo vende como si fuera una novela hiperbólica y exagerada: «Una cosa es que echen Cayetana Álvarez de Toledo y otra sentir Federico explicar por qué lo han hecho. Es todo tan ciencia ficción que te pasa como con los ovnis, que acabas preguntándote si habrá algo de verdad. Federico es una mezcla explosiva de Nostradamus, el polígrafo de Conchita y aquella vieja loca que en las noches reparte espinas de pescado a los gatos «.

Jiménez Losantos critica Jorge Javier siempre que tiene ocasión, pero queda claro que el catalán le da igual: «No me podría enfadarse con él porque cuando habla de mí es como si hablara de otra persona».

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