Jesús Vázquez ha sido el invitado de Bertín Osborne en ‘Mi casa es la tuya’, en una entrevista muy sincera que ha cautivado el 16,6% de la audiencia. Hablamos de uno de los mejores registros del programa, lo que se explica en leer las decenas de piropos que ha recibido el presentador gallego en Twitter. No se ha cortado a la hora de abrirse en canal y reconocer que ha vivido momentos muy complicados, entre los que destaca el acoso escolar que sufrió de pequeño y con el caso Arny.
«A mí me lo hicieron pasar muy mal. Era gordito hasta que empecé a crecer, llevaba gafas, tenía mucho acento gallego y tenía un poco de pluma… Recibí muchísimos insultos los compañeros y me hundí. Se te destroza la autoestima, te avergüenzas… Y no decía nada, llegaba a clase y le decía a mi padre que era el gordito mariquita de la clase y que para mí era una deshonra. Todo me lo tenía que tragar, en aquella época, pero lo que no te mata te hace más fuerte. Ahora puedo contarlo porque lo he superado, pero es intolerable. No he vuelto a ver a las personas que me trataban así, pero estoy seguro de que no han tenido una vida tan buena como la mía «, reflexionaba.
Y de este momento tan complicado, a cambiar radicalmente con 15 años: «De repente cambié y me convirtió en el chico con más éxito de la clase, lo que más ligaba con chicas. Empecé veterinaria en la universidad, pero voy optar por hacer un casting para poder dedicarme a la televisión. Después llegué a creerme el rey del mundo y me puse un poco tonto … Pero es la vida quien te coloca en tu sitio ya mí me terminó dando una colleja muy grande «.
El momento más doloroso de su vida, sin embargo, llegó con la muerte de su madre. El presentador no pudo evitar ponerse a llorar al recordarlo, lo que le dio alas a hablar del caso Arny. Fue un auténtico escándalo, un caso que implicó Jesús Vázquez y otros personajes conocidos en una presunta trama de pederastia que acabaría demostrando que era todo un montaje:
«Yo ni conocía el bar, nunca se supo por qué nos crucificaron. Fue muy siniestro todo. Mi madre enfermó durante el juicio, tenía cáncer y empeoró porque estaba sufriendo mucho am aquello. Finalmente entre mis hermanos y yo decidimos engaña-le y decirle que el juez había dicho que yo no tenía nada que ver para que se quedara tranquila. Al día siguiente murió, Bertín. Le cambió la cara y murió en paz. A mí, mientras tanto, se me habían cerrado todas las puertas. Me quedé sin trabajo y supuso mi muerte social. Me miraban como si fuera un asesino aunque éramos inocentes. pero después de lo empezó mi vida, que ha sido colosal».